
El llamado Paquete Económico 2026 ya está en marcha: la ley que define cómo se ingresará y gastará el dinero público para el próximo año. De forma oficial, se define como la propuesta integral de política económica para el segundo año de esta administración.
Importa porque toca desde cuánto se endeudará el país, hasta qué tan profundo será el corte en recursos para salud, educación o seguridad.
Claudia Sheinbaum lo promulgó en el Diario Oficial de la Federación
En la Ley de Ingresos de la Federación 2026 se autoriza deuda por hasta 1.7 billones de pesos dentro del país y 15 mil millones de dólares en el extranjero.
De acuerdo con los cálculo, cada mexicano terminará debiendo más de 150 mil pesos por la deuda pública del 2026. Esto implica que no solo se gasta lo que se tiene, sino que se “pedirá prestado” mucho para cubrir lo que se
Impuestos “saludables”
En la Miscelánea Fiscal 2026 se aumentan los impuestos a:
- Refrescos normales y light
- Bebidas azucaradas tipo Boing
- Sueros como Electrolit
- Videojuegos con contenido violento
Así, Hacienda estima recaudar al menos 42 mil millones de pesos extra con estos nuevos impuestos. Según expertos, el efecto será recaudatorio más que preventivo.
Recortes y gastos que no bajan para todos
El presupuesto aprobado para el total de gasto es de unos 10.2 billones de pesos, lo que representa un aumento de 5.9% respecto a 2025.
- Recortes al Poder Judicial: –15,805 millones
- Recortes al INE: –1,000 millones
- Recortes al FGR: –933 millones
Mientras algunos órganos autónomos pierden recursos, los diputados se aprueban aumento de sueldo de 1.19 a 1.30 millones de pesos anuales, más un “apoyo compensatorio” para el pago del ISR.
En materia de seguridad y apoyo a estados vulnerables como Michoacán, el presupuesto no trae buenas noticias: “cero pesos extra” para temas cruciales. Hay contraste: más recursos que antes, pero también más deuda, más impuestos y recortes selectivos.
El gobierno plantea que este paquete es necesario para mejorar la recaudación, cerrar espacios de evasión, modernizar aduanas, y lograr crecimiento.
Pero también hay voces críticas que señalan que sin una verdadera reforma fiscal estructural, el país se queda en los parches: más impuestos, más deuda, pero poca claridad sobre cómo mejorar productividad y bienestar a largo plazo.