
MÉXICO REAFIRMA LA DEFENSA DE NUESTRAS DEMOCRACIAS, NUESTRAS LIBERTADES Y DE LA PAZ
Estamos aquí para reafirmar que una relación birregional fortalecida es indispensable para enfrentar los desafíos globales, las desigualdades que se acentúan en muchas regiones del mundo, los flujos migratorios que no van a parar, la regulación del espacio digital que todavía no sabemos cómo debe ser, pero, sobre todo, la defensa de nuestras democracias, de nuestras libertades y de la paz.
LA COOPERACIÓN ES UNA EXPRESIÓN DE VOLUNTAD POLÍTICA
La Cuarta Cumbre CELAC-Unión Europea es un espacio que reafirma que, frente a los desafíos globales que enfrentamos, la cooperación no sólo es un instrumento para el desarrollo, sino una expresión de voluntad política y de una visión compartida.
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: ZONA DE PAZ Y DE COMPROMISO ABSOLUTO CON LA SOBERANÍA
México quiere reafirmar, en este espacio, la plena vigencia de la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, y nuestro compromiso absoluto con la soberanía, la integridad territorial y la autodeterminación de los pueblos.
COOPERACIÓN BIRREGIONAL DEBE BASARSE EN ASOCIACIONES EQUILIBRADAS MÁS MODERNAS Y AUDACES
Como garantes de esta importante relación birregional, la CELAC y la Unión Europea debemos trabajar juntos para enfocarnos en temas que unan a nuestras regiones. Pero para ello, la relación birregional no puede descansar sólo en la cooperación tradicional, sino en asociaciones equilibradas, más modernas y audaces, capaces de generar beneficios concretos y de fortalecer nuestras capacidades culturales, científicas, tecnológicas, productivas y sociales.
UNA ALIANZA IMPUESTA NO ES UNA ALIANZA. LLAMADO A QUE PREVALEZCA EL DIÁLOGO Y LA DIPLOMACIA EN LA RELACIÓN DE NUESTRAS CONTROVERSIAS
Para afrontar estos retos se requieren alianzas estables y mutuamente acordadas. Una alianza impuesta no es una alianza. América Latina y el Caribe es, y deberá seguir siendo, una región de paz. Por ello, nos sumamos al llamado para que prevalezcan el diálogo y la diplomacia en la relación de nuestras controversias. Así lo marcan nuestros principios constitucionales de política exterior, y la Carta de las Naciones Unidas. Para una convivencia armónica entre países y entre regiones es fundamental el respeto al derecho internacional.
Tenemos la responsabilidad histórica de actuar a través de una diplomacia más eficaz que brinde soluciones tangibles y perceptibles por nuestros pueblos.
Conviene que sigamos avanzando hacia una asociación más estratégica entre la CELAC y la Unión Europea, a partir de una renovada visión internacional y con respeto mutuo. Una diplomacia humanista, una diplomacia feminista, una diplomacia inclusiva y más pragmática, quizá más pragmática de lo que hasta ahora lo hemos alcanzado. Porque esa diplomacia tendrá más posibilidades de defender efectivamente la paz, la seguridad internacional y la soberanía de los Estados, tanto en Europa como en América Latina y el Caribe.