
Es un apasionado de la vida, de su amor por hacer siempre algo por los demás, fue lo que lo llevó a entregarse incondicionalmente a lo que ha sido su razón de ser: el amor por la medicina.
Su esposa, la doctora Nuria de Buen, a quien cariñosamente llama Nuri, su incondicional compañera de vida, siempre apoyo que el doctor en ciencias médicas, Rubén Argüero Sánchez tenía una amante: su profesión, la medicina, así lo señala él.
Pionero en realizar el primer trasplante de corazón en México, el 21 de julio de 1988, hace ya 37 años, el reconocido médico resalta que ese hallazgo no fue producto de la casualidad, sino fruto de años entregados al estudio, la disciplina y constante preparación.
A partir de este importante acontecimiento médico iniciaron los programas de trasplante de hígado, riñón, pulmón y páncreas, que permitió el cambio en la cultura relacionada a la muerte cerebral y la legislación de la Ley General de Salud.
También es pionero en el implante de células madre al corazón y de lóbulo pulmonar de donador vivo siendo el primero en el orbe:
“Soy primero en el mundo en aplicar células madre al corazón, eso es importantísimo, porque ese tema quedó a medias, por una serie de envidias increíbles, pero nunca nadie lo han podido superar”.
De su investigación del implante de células madre en el corazón, advierte, “es un avance gigante en el mundo. Imagínese al pionero del trasplante del corazón en México, decir hoy, que el trasplante no es la única solución en todos los casos. Se deben aplicar células madre, porque eso permite regenerar el tejido del corazón. Hay que hacer más medicina de regeneración, más medicina genómica”, sostiene.

En entrevista con Crónica, el doctor Argüero, abre las puertas no sólo de su casa, sino también de su corazón, al que ha dedicado más de 60 años de estudio, investigación y a salvar cientos de vidas.
Decir que fue el primero en hacer un trasplante de corazón, se dice fácil, pero reflejo de todos esos años de esfuerzo y estudio se ven reflejados en un libro de 400 hojas que contiene todo su currículum: publicaciones, más de 1,250 conferencias en congresos y seminarios a nivel nacional e internacional, es autor de más de 200 publicaciones en revistas nacionales e internacionales, ha escrito dos libros y más de 25 capítulos en varias publicaciones y ha impartido cursos en diferentes universidades en México y el extranjero.
Originario de la Ciudad de México y egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM, con “sangre azul y oro”, maestro Emérito de la Facultad de Medicina, asegura que no cambiaría nada en su vida, ni los años de entrega a la profesión que tanto ama, aunque ello lo llevó a no haber podido ver crecer a sus cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres, por falta de tiempo, ya que llegó a tener hasta cuatro trabajos, para salir adelante), siempre en México, dice, él y su esposa Nuri nunca contemplaron la posibilidad de radicar en el extranjero “sí fuimos a estudiar, pero siempre pensé que yo quería regresar a México, a retribuir lo que tanto me ha dado mi país”.
De sus hijos e hijas ninguno siguió sus pasos dentro de la medicina, aunque le han dado siete amados nietos.

Los recuerdos se agolpan en la mente del distinguido galeno, a quien en diversas ocasiones durante la charla, se le quiebra la voz, se le escapan algún par de lágrimas por las emociones que revive y en distintos momentos hace una pausa, carraspea y continúa con su relato.
“Tengo un defecto de viejito, -sonríe con la voz temblorosa de emoción-, me entra la sensibilidad. Han sido 62 años de una actividad ética en el ejercicio de mi profesión siempre en beneficio de los demás.
“Para mi todos estos años, -abunda-, ser médico ha representado la oportunidad de hacer algo en beneficio de alguien que así lo requiere... Es la enorme satisfacción de hacer lo que más me gusta”.
Disfruta de las pequeñas cosas de la vida
Ahora, a sus 90 años, el doctor Rubén Argüero, disfruta de las cosas pequeñas de la vida, que antes no pudo, como levantarse un poco más tarde, no a las 4 ó 5 de la madrugada para ir a impartir clases, ir a los hospitales a dar consulta o realizar alguna operación.
Disfruta de tocar el piano, o pintar a lápiz -aprendió cuando le dio hepatitis, al contagiarse cuando realizaba una operación y tuvo que guardar reposo-, o escribir, en su pequeño “rincón”, de su casa, sitio donde sólo él entra y encuentra la inspiración.
Señala que todavía tiene pendientes como publicar un libro de los trabajos de investigación que realizó en el Seguro Social: hemodilución, hipotermia, células madre, fístula aortosistémica, septostomía auricular.
Respecto a su investigación del implante de células madre en el corazón, señaló que su investigación no se publicó en inglés, porque ser extranjero, aunque, establece, “es un avance gigante en el mundo. Imagínese el pionero del trasplante del corazón en México, decir que los trasplantes no es la solución en todos los casos, que se deben aplicar células madre, porque eso permite regenerar el tejido del corazón. Hay que hacer más medicina de regeneración, más medicina genómica”.
Deja huella quien da el ejemplo
Convencido de que deja huella quien es capaz de enseñar sin egoísmos, el doctor Argüero se ha enfocado en la formación de excelencia de médicos especialistas -en 1961 inició la carrera de docente en la UNAM en la UNAM-, y ha hecho diversas contribuciones al desarrollo de nuevos procedimientos quirúrgicos que han dado realce y prestigio a la cirugía cardiotorácica del país.
“Deja huella, quien trabaja, da el ejemplo, forma gente sin egoísmos, quien se entrega a la enseñanza y es capaz de dejar un grupo de personas que lo superen”, y en ello, no ha fallado pues hay médicos en México y el extranjero, “muy buenos, con la enorme satisfacción de que han sido mis alumnos”.
Lo mismo ha hecho como padre, quien ha educado con el ejemplo, siempre con congruencia de lo que dice con lo que hace.

Las oportunidades, como el tiempo, se van y no vuelven
El doctor Argüero enfatiza que trabajo, disciplina, constancia y oportunidades han sido claves en su vida, como cuando el profesor y doctor Raúl Fournier, visionario, formó un grupo de excelencia de 25 estudiantes, entre ellos el doctor Argüero y con el tiempo todos ellos se convirtieron en destacados médicos.
Sin embargo, asevera, también ha tenido la fortuna de tener fracasos, porque ellos son el mejor maestro, de nuevo hace una pausa, no puede continuar, sólo él sabe que recuerdo llegó a su memoria, y resalta, con la voz entrecortada:
“La mejor universidad son: necesidad y hambre, cuando alguien está verdaderamente en la calle, así que, hombre que no ha tenido fracasos en su vida está perdido, y la forma en la que se levanta es como demuestra su capacidad para recuperarse y salir adelante.

En lo profesional, el doctor Argüero Sánchez, autor de nueve procedimientos originales dentro de la medicina, subraya que su objetivo siempre fue que a donde llegaba resolver problemas, como mejorar el procedimiento de las cirugías a corazón abierto, que antes necesitaba de 15 donadores de sangre, para poder llenar el sistema del corazón y un pulmón artificial.
El logró cambios para solicitar sólo dos o tres donadores y se pasó de dos o tres intervenciones semanales, hasta un máximo de 1,064 procedimientos, lo que le abrió las puertas de la Academia Nacional de Medicina.
También llegó a revolucionar las cosas en el Instituto Nacional de Cardiología, en donde cambió radicalmente intervenciones congénitas, mitrales y coronarios en recién nacidos, “yo llegué a operar en las cunas a recién nacidos en 18 minutos”.
Otra innovación fueron las intervenciones con hipotermia, paro circulatorio y hemodilución, “que me hizo viajar por todo el mundo este fue otro gran programa de investigación”.
Otro importante cambio en la Facultad de Medicina, fue lograr que los estudiantes dejaran de utilizar animales para practicar suturas por lo que implementó un cambio para practicar con tejidos de plástico y podían repetir cuántas veces fuera necesario sin la necesidad de que murieran tantos animales, con argumentos éticas y no matar por matar, y fue como cambió 45 años de matar perros, conejos y ratas y hoy aprenden con simuladores.
Incansable como ha sido toda su vida el doctor Rubén Argüeros se mantiene activo, ahora escribe sus memorias, revisa su biografía y está por publicar el libro de las nueve aportaciones de la Facultad de Medicina a la Cirugía y sus trabajos originales que he desarrollado a lo largo de su vida, entre ellos el trasplante de pulmón, único en el mundo de donador vivo relacionado.
Señala que todavía tiene pendientes como publicar un libro de los trabajos de investigación que realizó en el Seguro Social: hemodilución, hipotermia, células madre, fístula aortosistémica, septostomía auricular.
Trayectoria académica y laboral
Tan sólo por mencionar algunos de los destacados logros del doctor Argüero Sánchez, es de mencionar que en 1961, se graduó como médico cirujano de la Facultad de Medicina de la UNAM, en 1965 fue graduado de Cirugía Cardiovascular en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, EE. UU. (Becario en Cirugía Cardiovascular), especialidad de Cirugía de Tórax de 1961-1964 en IMSS-UNAM, maestro en Ciencias Médicas en Cirugía Cardiovascular en 1984 en la UNAM, cursó la Actualización en Trasplante de Corazón en Alabama en la Facultad de Medicina de Estados Unidos.
Doctor en Ciencias Médicas y su tesis de doctorado obtuvo el premio Peña Colorada por haber sido la mejor y en el 2013 fue nombrado “Doctor Honoris Causa”, por la Universidad Autónoma del Estado de México.
Es miembro de diferentes sociedades, Honorario Emérito de la Sociedad Mexicana de Cardiología y Cirugía de Tórax; de la Academia Nacional de Medicina; Academia Mexicana de Cirugía, miembro activo de la Academia Scientiarum et Artium Europaea; Miembro del Comité Editorial de Archives of Medical Research, Miembro del Consejo Editorial de la Revista de la Facultad de Medicina, UNAM; Socio Fundador de la Asociación Mexicana de Insuficiencia Cardiaca; Fundador del Consejo Nacional de Cirugía del Tórax y de la Sociedad Mexicana de Cirugía Cardíaca, presidente de la Sociedad Mexicana de Neumología de Cirugía de Tórax, tan sólo por mencionar algunas.