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La política de elevados aumentos al salario mínimo en los últimos años sin generar inflación ni desempleo, muestra cuan bajos estaban los salarios reales promedio en México; pero muchas empresas, principalmente micro, pequeñas y medianas, comienzan a tener problemas por el aumento en los costos laborales

Efectos de alzas recientes a salarios mínimos sobre las remuneraciones promedio y el desempleo

. De 2018 a 2024, los salarios totales ganaron poco más de cinco puntos porcentuales del PIB (de 24.7% a 29.8%) y las ganancias de los empresarios perdieron más de seis puntos porcentuales (de 69.3% a 63%).

En los últimos años ha habido un cambio de consideración tanto en la distribución factorial del ingreso como en la personal. En 2018, último año de la administración del expresidente Enrique Peña Nieto, los salarios totales, incluyendo aportaciones al IMSS, representaron el 24.7% del PIB, mientras que lo que se conoce como excedente bruto de explotación y que, al menos en teoría representaría las ganancias de los empresarios, llegó a 69.3%, constituyendo el remanente los impuestos indirectos. En cambio, en 2024, último año del sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador, las cifras correspondientes fueron 29.8% y 63%. Así, en tan sólo un sexenio los salarios totales ganaron poco más de cinco puntos porcentuales del PIB y las ganancias perdieron más de seis puntos porcentuales en los mismos términos.

La razón principal que explica estos acontecimientos es, sin duda, una política de aumentos de salarios mínimos muy agresiva en las dos últimas administraciones. En toda la administración de Enrique Peña Nieto el aumento acumulado en el salario mínimo real fue de 14.8%. En varias administraciones anteriores el poder de compra del salario mínimo había caído. El cambio enorme se da en la administración de López Obrador, con un incremento acumulado en el salario mínimo real de casi 112%. Esta política ha continuado con la actual presidenta, Claudia Sheinbaum. En los once primeros meses de su administración la misma variable real mencionada en este párrafo ha aumentado 8.2%, más de la mitad del aumento del incremento observado en seis años de gobierno de Enrique Peña Nieto.

Antes de la administración de López Obrador había varios argumentos, algunos de ellos contradictorios, que los gobiernos esgrimían para incrementar sólo en forma marginal los salarios mínimos nominales. El primero era que dichos salarios habían dejado de ser un referente en la determinación del salario promedio, pues el último estaba muy por arriba del mínimo, por lo cual aumentar este último no cambiaría sustancialmente el valor de las remuneraciones promedio. Otro argumento señalaba que aumentar el salario mínimo sí podía tener efectos, pero sin duda nocivos, pues tal incremento, el cual se trasladaba a los salarios promedio, generaría alta inflación, elevado desempleo y un incremento considerable de la informalidad. Era entonces mejor mantener el statu quo y dejar que el mercado determinara las remuneraciones a través de la oferta y la demanda.

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Los argumentos esgrimidos por muchos economistas, alguna vez también por el autor de este texto, han resultado falsos hasta ahora. El salario mínimo sí parece tener un efecto de consideración en la determinación de los salarios promedio, que es lo que se conoce en la literatura como el efecto faro. Por otra parte, el considerable incremento de los salarios reales promedio de los últimos años no parece haber tenido un impacto significativo ni sobre la inflación ni sobre la tasa de desempleo. Acaso un efecto marginal sobre la tasa de ocupación en el sector informal. Asimismo, es muy probable que el incremento observado en los salarios reales esté relacionado con una caída de la desigualdad de la distribución personal del ingreso medida por el coeficiente de Gini, así como con la reducción de la pobreza que se notificó hace unas semanas.

Para sustentar la explicación anterior, estimamos un modelo proxy del mercado de trabajo mexicano de periodicidad mensual, en el cual hay dos ecuaciones: la primera es una ecuación de salarios, la cual hace depender los salarios reales de la industria manufacturera en forma negativa de la tasa de desempleo y en forma positiva de los salarios mínimos reales. Esta función semeja una oferta de trabajo, en la medida en que un incremento de la tasa de desempleo tiende a reducir el salario real promedio. Es decir, con un nivel de empleo dado, la mayor fuerza de trabajo en el mercado reduce el salario real.

Una segunda ecuación constituye un tipo de demanda de trabajo, donde en nuestro caso la tasa de desempleo depende de forma negativa de alguna variable relacionada con la actividad económica, en este caso con el índice global de la actividad económica (IGAE), y en forma positiva con el salario real promedio de la industria manufacturera. Esta función es semejante a una demanda de trabajo porque con una fuerza de trabajo dada un incremento en el salario real reduce la cantidad de trabajadores en activo.

Utilizando el modelo descrito, se llevó a cabo un ejercicio contrafactual para analizar los efectos del incremento en el salario mínimo real sobre el salario real promedio y la tasa de desempleo. El ejercicio mantiene constante el salario mínimo real desde diciembre de 2018, mes en que tomó posesión como presidente Andrés Manuel López Obrador, hasta agosto de 2025. Por su parte, el supuesto es que el IGAE mantiene su crecimiento observado en ese mismo período.

Lo que se obtiene en el ejercicio descrito es que, si el salario mínimo real hubiera permanecido constante desde diciembre de 2018 hasta prácticamente la fecha actual, el salario real promedio de la manufactura en agosto de 2025 hubiera sido 18% menor al observado, lo que muestra la importancia del efecto faro. Asimismo, la tasa de desempleo hubiera caído sólo 0.17 puntos porcentuales en relación con la cifra observada. Esto implica que la tasa de desempleo prácticamente ha sido insensible al aumento observado en los salarios reales promedio.

Hasta ahora, la política salarial de las últimas dos administraciones ha reducido la desigualdad factorial y muy probablemente la personal y la pobreza. Asimismo, dicha política no ha generado inflación ni desempleo. Éstas son buenas noticias. Lo que ha sucedido muestra cuan bajos estaban los salarios reales promedio en México. Sin embargo, obliga a preguntarnos si la política de elevados aumentos al salario mínimo puede seguir siendo sustentable. Los fuertes aumentos en esta variable observados en los últimos años partieron de niveles muy bajos, por lo cual fue posible incrementar tanto los salarios mínimos como los promedio sin generar pérdidas cuantiosas para las empresas. No obstante, muchas empresas, principalmente, micro, pequeñas y medianas, comienzan a tener problemas por el aumento en los costos laborales. Consideramos que a partir de ahora es necesario que se lleve a cabo un monitoreo mucho más cercano de dichos costos para determinar los incrementos futuros del salario mínimo. Es posible que estemos llegando a un límite por arriba del cual la inflación y el desempleo dejen de ser insensibles a la política salarial que han llevado a cabo los dos últimos gobiernos.

Análisis de especialistas de la Universidad Iberoamericana son presentados a nuestros lectores cada 15 días en un espacio que coordina el Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana, CDMX

Comentarios: pablo.cotler@ibero.mx

El autor es profesor-investigador del Departamento de Economía

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