Siempre que se habla de cantidades de dinero y mega contratos en la NFL (bueno, en el deporte profesional estadunidense en general) me llama la atención la naturalidad con la que se barajan millones y millones de dólares, y de un momento a otro, no importa tanto si se pierden en el limbo por una mala decisión, parecieran fichas sin valor real.
Lo anterior viene a colación por la noticia de la semana emanada del seno de los Halcones de Atlanta al mandar a la banca al mariscal Kirk Cousins, a pesar de que durante la temporada baja le dieron un contrato de 180 mdd por cuatro años, (de los cuales 90 mdd son garantizados) y lo etiquetaban como la pieza que les hacía falta para alcanzar nuevamente la postemporada y, por qué no, la posibilidad de llegar al Super Bowl.
Sin embargo, bastaron 14 juegos para que directiva, gerencia y staff de coacheo decidiera lo contrario y de la noche a la mañana se olvidarán de Counsins sin importar la enorme cantidad de dinero invertida.
Eso es escandaloso si se le mira desde el punto de vista de que al jugador se le pagó 90 mdd por sólo 14 encuentros, y ahora pues ya no les interesa, incluso, se puede decir, les estorba.
La titularidad se la han dado a un novato llamado Michael Penix, el clásico portento atlético con un cañón en el brazo que fue seleccionado como su primera opción en el draft de 2024, y de quien se dice, realmente fue la acción que desenmascaró las dudas que siempre tuvieron frente Counsins.
No obstante, la pregunta es: ¿si en realidad no estaban tan convencidos de Cousins, por qué lo firmaron a un precio tan elevado comprometiendo el siempre sagrado tope salarial? La respuesta sólo ellos la tienen, lo cierto es que desde la cabeza de la organización, el señor Arthur Blank, hasta la gerencia general, la paciencia es algo que no les va. Desde las épocas de Matt Ryan, que los llevó incluso al Super Bolw 51, no han podido encontrar otro quarterback de verdadero calibre que los encumbre y, si en dado caso lo han tenido, no están dispuestos a darle mucho tiempo. Tuvieron a Marcus Mariota, a Desmond Ridder y ahora a Counsins, y para los altos mandos de Atlanta ninguno dio el ancho a pesar de que no tuvieron ni una temporada completa para demostrar.
Ya se ha dicho que a Cousins lo dejarán libre antes del 17 de marzo del año entrante para evitar pagar un bono de 10 mdd que estipula el contrato, pero ¿qué hay de esos 90 mdd que si o si el equipo está comprometido a pagar hasta el último centavo, además de lo desquitado de su contrato de 180 mdd?
Cierto, no es la primera ocasión que sucede algo así, pero en los tiempos recientes es algo que pasa más a menudo y, se quiera o no, realmente asusta la manera tan despreocupada con que esta gente, los dueños del deporte, otorgan y rescinden contratos a diestra y siniestra sin importar las mega cantidades en juego. Quizá el caso más sonado antes de Cousins fue el de hace unas semanas cuando los Gigantes de Nueva York decidieron deshacerse de Daniel Jones, su otrora mariscal franquicia hace apenas unos años, pues no hay que olvidar que en 2022 le dieron una jugosa extensión de contrato. A mitad de esta campaña decidieron que el chico no era el indicado y lo mandaron a Minnesota por unas cuantas selecciones colegiales de baja ronda. Así se devalúa un jugador en la NFL de la noche a la mañana.
Sólo los manejos financieros de la NFL entienden esos movimientos, donde se habla de cantidades como si fueran meros billetes de papel sin valor de un juego de mesa.
PLAYOFF POR ADELANTADO
Estamos a dos semanas de terminar la temporada de la NFL, y desde ya estamos presenciando encuentros con calibre de playoff, ya sea por la manera en que se juegan o por la importancia que representan para uno u otro equipo.
Esta semana podemos señalar dos juegos, el Pittsburgh en Baltimore, y el Filaldefia en Washington, curiosamente ambos para definir o apretar la carrera en sus respectivas divisiones. El sábado lo que vimos fue la inercia que parece van tomando los equipos, pues mientras que los Acereros pierden gas desde hace algunas jornadas, los Cuervos parece que se enrrachan más a cada semana. El triunfo de los pájaros negros los pone de cara para ganar la división Norte de la AFC y a los Acereros seguramente como un cuadro comodín, pero mientras que cada vez se ve mejor el desempeño de Lamar Jackson en un ataque de Baltimore que es notorio toma mayor ritmo, no sucede lo mismo con Russell Wilson y la ofensiva de Pittsburgh que no logra encontrar ese punch durante los cuatro cuartos de un juego. Inician muy bien, pero conforme pasa el juego pierden ritmo, justo lo que les pasó en Baltimore.
El otro encuentro fue el de la Águilas visitando a los Comandantes, donde Filadelfia, a pesar de perder a Jalen Hurts, su mariscal titular, dieron la batalla y hasta estuvieron a nada de ganar con el suplente Kenny Pickett.
Ambos equipos jugaron al límite y, aunque Nick Siriani, el coach de Filadelfia, demostró más coraje que estrategia al jugársela en cuarta oportunidad en varias ocasiones, fue el staff de Washington el que mostró mayor planeación al no caer en desesperaciones y darle la total confianza a ese novato sensación de Jayden Daniels para sacar el juego al borde la derrota.
A pesar de que Filadelfia tiene una plantilla de mayor experiencia comparada con Washington, el equipo de entrenadores de los Comandantes tiene mayor calidad, comenzando por el head coach Dan Quinn, y el coordinador ofensivo Cliff Kinsburry.
Aunque dado el calendario de ambos equipos todo parece indicar que las Águilas ganarán la división Este de la NFC y a los Comandantes no les alcanzará para retar el cetro, me atrevo a decir que Washington dará más de qué hablar en los playoffs.