Pasó la primera ronda de playoffs de la NFL, o mejor llamada ronda de comodines y, como era de esperar, los duelos fueron disparejos, a excepción de un muy bueno, el escenificado entre Washington y Tampa Bay, que fue un juego caso con tintes de calidad y dramatismo de los encuentros de ronda divisional que, según los expertos, es la instancia en al que se juega al mejor nivel de esta Liga, y puede que tengan razón.
Pero no vamos a perder el tiempo en hablar de resultados y cosas que ya se han comentado hasta el cansancio desde la noche del domingo, sino de otros temas que quizá han quedado en el aire debido al alboroto que desata una postemporada.
Y sin más me refiero a lo que sucede en la franquicia de Pittsburgh, si esa que lleva varios años terminando con récord ganador en temporada regular, que clasifica a playoff y que sólo sirve para presentarse en esa primera ronda y ser eliminada.
Algunos lo achacan a los errores, otros a la mala suerte de enfrentar a alguno de los equipos que llegan en gran momento a la recta final, o ya de plano que se ven las caras con el mejor equipo.
Sea lo que sea, lo cierto es que su última victoria en postemporada se remonta al 2017, después sólo ha llegado en tres ocasiones a playoffs y siempre para caer en la ronda de comodines. Nadie puede negar que Mike Tomlin, su coach, y quien ya suma 18 años al frente del equipo, al parecer ha llegado a un punto de estancamiento, en el que nadie niega su talento para mantener a flote a un equipo que a veces carece de jugadores, o de la efectividad de un ataque espectacular, pero que llegado el punto crucial: volver a ganar un juego de playoff sencillamente no se da.
Es cierto que los méritos, una victoria en Super Bowl de dos disputados, hablan del trabajo y empeño de Tomlin, pero siendo sinceros, quizá en la NFL de la actualidad eso no basta. No es un secreto que desde hace tiempo algunas voces piden un cambio generacional en el mando del coacheo en Pittsburgh, y quizá tengan razón, pues lo que sucede cada año con los Acereros y más de lo mismo. Ni la llegada de un nuevo coordinador ofensivo como Arthur Smith, o la contratación de un mariscal de campo de Super Bowl como Russell Wilson pudieron cambiar las cosas hacia un nueva dirección. Solamente el qeuipo volvió a estrellarse contra su misma realidad de años atrás.
Es sabido que es muy difícil que un propietario se deshaga de un entrenador que a cada año le entrega cuentas de una temporada con récord ganador y un pase a playoffs, ¿pero cuánto de eso se ha vuelto mera ilusión para su afición?
Actualmente esos Acereros parecen más que nunca extraviados dentro de un círculo vicioso donde al parecer cada año cumplen con su papel: clasificar a playoffs y ya.
Por más que intentaron cambiar para esta campaña del 2024, los resultados fueron los mismos. Además de la llegada de su nuevo coordinador ofensivo, Arthur Smith (que quedó mucho a deber), también debe cuestionarse a Russell Wilson, su “flamante” novedad en el quarterback que los sacaría de la mediocridad desde la salida de Ben Roethlisberger y que, ciertamente, no sucedió.
Y es que Pittsburgh, al igual que muchos otros equipos, viven equivocados con la fórmula de firmar a un pasador veterano de casi 40 años o más, con la creencia o fe de que es el hombre para regresar a un plano estelar.
Absurdamente creen que todos los casos son como lo que hicieron en su momento Kansas City al llevarse a Joe Montana de San Francisco, Denver con Peyton Manning de Indianápolis, o Tampa Bay con Tom Brady de Nueva Inglaterra, pero no nos equivoquemos, esos fueron casos excepcionales, porque estamos hablando de fenómenos en la posición, las meras imitaciones mal consumadas en Pittsburgh con Wilson, en Atlanta con Kirk Cousins o NY Jets con Aaron Rodgers sólo atestiguan que ese no es el camino a seguir, que simplemente se equivocaron, y regresando al asunto de lo que pasa en Pittsburgh, ciertamente Tomlin tiene mucho de responsabilidad en ello.
Es cierto que es prematuro hablar de cambios drásticos en el equipo como la salida de Tomlin, pero muy seguramente la familia Rooney le pedirá al coach un buena rendición de cuentas sobre ese estancamiento de los Acereros, porque se ha vuelto una normalidad que ninguna afición esta dispuesta a aceptar.
NO MÁS EXPERIMENTOS EN NUEVA INGLATERRA
Y quien decidió no volver a experimentar e ir a la segura fue Robert Kraft, el dueño de los Patriotas, ya que después de darse cuenta de que su sentimentalismo le jugó una mala pasada al elegir a Jerod Mayo, un ex jugador muy apreciado para él y para Nueva Inglaterra, para ser el coach en jefe de la franquicia, esta vez se fue por la experiencia y ha dado el ando de su equipo a Mike Vrabel, otro ex jugador estrella de los Patriotas, pero que a diferencia de Mayo, si ha dirigido en la NFL y con probado éxito.
Vrabel, durante su ciclo como entrenador de los Titanes de Tennessee, los llevó en tres ocasiones a la postemporada, una de esas hasta la antesala del Super Bowl, sin embargo, la directiva de Tennessee decidió decirle adiós hace un año a pesar de ser un entrenador ganador.
Demostró consistencia durante su estadía, pero quizá el equipo no era tan vistoso como lo quería el dueño, así que decidieron partir caminos con Vrabel.
Ahora, Kraft apuesta por un entrenador probado, que conoce las entrañas de los Patriotas, su tradición y cultura ganadora, no en vano fue campeón con el equipo en la “era Belichick- Brady”.
Vrabel es un tipo que impone un estilo y respeto, sabe delegar las funciones, pues al ser un coach de perfil netamente defensivo (fue un destacado linebacker) seguramente se rodeará de alguien que dominé la ofensiva y sobre todo pueda desarrollar al joven talento Drake Maye.
La presión de Kraft obre Vrabel será puntual y específica: regresar al protagonismo, y eso es volver a los playoffs.
Así, de esta manera, y al igual que ha sucedido en el caso de Mike Tomlin en Pittsburgh, a veces ganar no es suficiente en la NFL, hay que ganar y convencer; y eso incluye no sólo acumular temporadas con récord ganador, sino llegar a la postemporada y ganar uno o dos juegos para demostrar que se es un buen coach.
UNA VACANTE EN DALLAS
Y ya para terminar, pues ni más ni menos que lo ocurrido con Mike McCarthy en Dallas, quien no continuará como coach del equipo a pesar de tener temporadas ganadoras (a excepción de esta última), donde demostró que puede montar un equipo sólido en temporada regular, no así en playoffs, lo que a la postre le ha costado su salida del equipo texano.
De acuerdo con los reportes, Jerry Jones le habría condicionado su permanencia si sumaba a su staff a un coordinador ofensivo, algo que McCarthy no aceptó, toda vez que eso fue como una ofensa para un entrenador que se jacta de ser un buen estratega de ataque.
Ahora se habla de que hasta Deion Sanders, ese fabuloso esquinero que jugó en Dallas en los 90, podría ser el siguiente coach de los Vaqueros, sin embargo, hay versiones que señalan a otros como Kellen Moore, ex coordinador ofensivo del equipo de la Estrella