Opinión

Las ganas de llorar en Jalisco

Quizá se deba a mi inexperiencia en este oficio interminable de comprender y (tratar de) transmitir la realidad, pero nunca había escuchado una cadena de insensibles e insensatas pavadas tan enorme como en los días recientes con motivo del hallazgo terrible del campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco.

El colectivo Guerreros Buscadores localizó un crematorio clandestino en el municipio de Teuchitlán, Jalisco
Campo de exterminio El colectivo Guerreros Buscadores localizó un crematorio clandestino en el municipio de Teuchitlán, Jalisco (EFE)

En una escalera ascendente todos han reaccionado de una manera inconcebible y hasta imperdonable.

Por ejemplo, el alcalde lugareño José Ascensión Murguía, con una evidente y comprensible tara montuna, manifiesta su extrañeza ante la atención dispensada porque cosas como esa hay en todo el estado, lo cual lo exhibe como genio de la investigación repentina porque ahora sabe afuera lo que ignoraba en su propia casa. Todo un monumento a la estulticia cobijado por el oportunista Movimiento Ciudadano, cuya condena a la vieja política se les ha caído (una vez más), por los suelos.

“Sitios como este –dijo el rústico (rucio) --, sabemos que va a haber en todo el estado, pero la nota salió en Teuchitlán; se me hace raro ® porque están saliendo tantos en tantos lugares y ahora se les ocurre sacar la nota en Teuchitlán… La verdad no se sabía (menos mal). Es una localidad muy fuera de la cabecera municipal y de la delegación, está muy retirada, entonces no nos dimos cuenta (¿tampoco la miope Guardia Nacional?) …”

Pero si la capacidad edilicia y montaraz no da para más, es indignante la explicación del gobernador Pablo Lemus (MC too) , ocupado en lavar su insigne rostro (yo acabo de llegar) y ajeno a las investigaciones de las cuales su caricatura de gobierno ha sido desplazado por la intervención (virtualmente) de la Fiscalía General de la República, lo cual nada más significa el traslado de la ineptitud de lo local a lo federal, como también vemos, porque ha dicho el Gertz:

“…No es creíble que una situación de esa naturaleza no hubiera sido conocida por las autoridades locales de ese municipio y del estado…yo creo que, en este caso (en los demás, no, ¿verdad?), en un plazo que debe de ser muy corto, la Fiscalía de la República va a hacer una investigación, no la atracción, hasta que no tengamos la certeza de las responsabilidades locales…”

Entonces uno se pregunta, cómo se investiga el caso sin atraer el caso o se indaga a quienes permitieron el caso o si la causa de lo causado fue por causa del otro caso, ¿acaso? lo cual no tendría caso, porque entonces trabajarán doble, una vez para investigar y otra para atraer, como dijo Mario Moreno, chato...

Y lo peor, Gertz le ha vendido esa idea a la señora presidenta (con A):

“…antes de atraer el caso se tiene que realizar una investigación y saber realmente qué pasó ahí antes de cualquier cosa”.

Entonces la atracción, prevista en la ley, no es para investigar hasta las últimas conclusiones y consecuencias. Es para otra cosa ignota y oscura.

Mejor leer a GGM sobre un campo nazi de exterminio

“…Una galería llena de zapatos, de ropa, de pañuelitos con iniciales bordadas a mano, de las maletas con que los prisioneros entraban a ese hotel alucinante y que tiene todavía etiquetas de hoteles de turismo. Hay una vitrina llena de zapatitos de niños con herraduras gastadas en los tacones; botitas blancas para ir a la escuela y porrones de botas de los que antes de morir en campos de concentración se habían tomado el trabajo de sobrevivir a la parálisis infantil.

“Hay un inmenso salón atiborrado de aparatos de prótesis, millares de anteojos, de dentaduras postizas, de ojos de vidrio, de patas de palo, de manos sin la otra mano con un guante de lana, todos los dispositivos inventados por el ingenio del hombre para remendar al género humano.

“Yo me separé del grupo que atravesó en silencio la galería. Estaba moliendo una cólera sorda porque tenía deseos de llorar…”

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