Opinión

Trump: Muera la inteligencia

Guerra comercial El presidente de EU, Donald Trump, advirtió sobre una oportunidad de compra antes de que su anuncio de tregua hiciera disparar las acciones. (EFE)

Donald Trump le dispara a todo lo que se mueve. Es una forma de presumir buena puntería porque siempre hay alguien que sale lastimado, aunque no sea el blanco original.

La constante es que cada disparo duele dentro territorio de Estados Unidos. Algunos generan risas como imponer aranceles a una isla habitada por pingüinos, pero otros hacen que incluso los seguidores más apasionados de Trump se pregunten qué diablos le pasa y si alguien dentro del equipo de Casa Blanca tiene una hoja ruta, sabe hacia dónde va todo esto. Por lo pronto parece que no va hacia ningún lado.

Lo digo porque en días recientes Trump ha emprendido batallas a las que no les puede sacar provecho y que pegan en la línea de flotación del Tío Sam. Me refiero a sus ataques contra Jerome Powell, titular de la Reserva Federal y en contra de la Universidad de Harvard. Los principales indicadores bursátiles reaccionaron con temor ante el amago de Trump de deshacerse de Powell lo que, dicen especialistas, dará lugar a una etapa de incertidumbre todavía más aguda. Powell es de los pocos que puede aportar una pizca de sentido común al aquelarre. Trump quiere tratar a Powell como un empleado más al que puede correr tronando los dedos y no pasa nada, pero no puede correrlo y sí pasa mucho. Según analistas Trump conduce a Estados Unidos hacia una recesión, dejando atrás las promesas de una bonanza súbita.

Lo más raro de todo es que fue Trump quien propuso a Powell como titular de la Reserva Federal en su primer mandato. Para Powell a Trump se le pasó la mano con el tema de los aranceles y cada vez es más complicado enderezar el entuerto. Ha dicho, me refiero a Powell, que su responsabilidad es actuar con autonomía pensando siempre en el bien de la nación y no en políticas de coyuntura.

Que haya una confrontación entre la Casa Blanca y la Reserva Federal tiene muy nerviosos a los mercados que desde hace semanas buscan algo de certidumbre, pero no la obtienen por ningún lado. Al contrario, nadie sabe bien a bien qué pasará mañana, por lo que los planes de mediano plazo se han archivado y eso, la dificultad de hacer planes para años y no para días, es kripotonita verde para los mercados.

Trump vs Harvard

Las Universidades de Estados Unidos, en particular las agrupadas en el Ivy League, explican la preponderancia de Estados Unidos en el último siglo. Ahí está la raíz de su poder cultural, tecnológico, económico, militar. Esas universidades son el semillero élite del establishment gringo, y tal vez por eso Donald Trump que se asume como un político de fuera de ese círculo de la aristocracia del pensamiento, no se ha tentado el corazón de ubicar las universidades entre los muchos adversarios de su régimen populista autoritario al que la inteligencia le causa urticaria.

El pretexto de la actual crisis son las protestas registradas en diversos campus por la ofensiva de Israel sobre Gaza y el Líbano, cometiendo crímenes de lesa humanidad. Ni Trump ni Netanyahu lo dejaron pasar y van por la revancha, aunque hay muchos que dice que la molestia de Trump viene de más atrás y se sintetiza en una de las frases emblemáticas del fascismo internacional: muera la inteligencia.

Lo que quiere el gobierno de Estados Unidos y sus aliados judíos es eliminar de las universidades de élite opiniones incómodas. La comunidad judía sigue, en este caso, la máxima lopezportillista de “no pago para que me peguen”, recordando que su comunidad es el patrocinador más generoso de esas casas de estudio. Varias universidades no quisieron meterse en problemas y comenzaron a tomar represalias en contra de los estudiantes y maestros que no quieren solapar al gobierno de Israel, pero Harvard le dijo “no” a Trump y empezó un conflicto de consecuencias impredecibles.

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