
El antisemitismo no es solamente un prejuicio más. Históricamente, ha sido una peligrosa ideología capaz de movilizar persecuciones masivas, genocidios y sistemas de discriminación sistemática. El antisemitismo es una forma añeja de hostilidad y rechazo contra los judíos por motivaciones étnicas, religiosas, culturales y más recientemente, políticas. Desde las persecuciones en la Europa cristiana medieval hasta el auge del racismo pseudocientífico del siglo XIX, desde los estereotipos que acusan a los judíos de controlar el sistema financiero hasta las negaciones contemporáneas del Holocausto, siempre se ha manifestado ese odio contra los hebreos. Muchos pensaron que después de los horrores perpetrados por el nazismo contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, se abriría una enorme puerta de esperanza para la convivencia pacífica entre los pueblos. Pero esto no fue así.
Después del conflicto bélico en 1945, tomó forma -a iniciativa del Mandato británico de Palestina-, el plan de la Asamblea General de la ONU para la partición de este país en dos estados, uno judío y otro árabe, derivado de su resolución 181 de 1947, para permitir la Declaración de Independencia del Estado de Israel acontecida meses después. Prácticamente, a partir de aquí, inició el proceso sistemático de destrucción del pueblo palestino. La “Nakba” es un término árabe para designar la catástrofe, el desastre o mejor dicho, el genocidio que ha implicado el proceso de cancelación física y cultural de los palestinos. La guerra árabe-israelí de 1948 fue producida por el desplazamiento forzado y permanente de 700 mil palestinos, por la despoblación y destrucción por parte de las fuerzas armadas israelíes de más de 500 de sus comunidades y su posterior borrado geográfico, así como por la negación de su derecho al retorno.
A partir de este momento, la creación de refugiados palestinos permanentes y la desintegración de sus poblaciones se convirtieron en objetivos estratégicos para Israel. La catástrofe palestina encaja perfectamente en la definición clásica de limpieza étnica. Actualmente, la masacre desatada por Israel contra los palestinos vive sus horas más oscuras. La gran ofensiva militar lanzada este fin de semana, denominada bíblicamente “Carros de Gedeón”, para desalojar y ocupar más zonas de Gaza ha incrementado el número de asesinatos contra la población civil, paradójicamente frente a los medios de comunicación internacionales. Incesantes bombardeos contra hospitales y escuelas, infraestructura de todo tipo destruida, población hambrienta y sin medicamentos, son el preámbulo del abandono de las incursiones para pasar al método de la conquista y permanencia en los territorios ilegalmente ocupados.
Por estas y otras razones, actualmente se expande a nivel planetario “el odio eterno contra el pueblo eterno”. El antisemitismo que es representativo del odio secular contra los judíos está de regreso, al grado que distintos intelectuales han llegado a proclamar la necesidad de “un mundo sin hebreos”. Desgraciadamente, las diversas comunidades hebreas que viven en la diáspora, fueron totalmente incapaces de frenar las tendencias exterminadoras de Benjamín Netanyahu. Facilitaron, así, que el odio antijudío pudiera renacer nuevamente. Ahora deberán cargar sobre sus espaldas y durante largo tiempo, con el estigma de haber olvidado las lecciones históricas que sus antepasados vivieron bajo el Holocausto nazi.
La judeofobia renace, se expande y adopta agenda política. Aunque no existe una matriz única que explique el surgimiento del antisemitismo, se considera que el odio de los gentiles en relación con los hebreos es una realidad permanente e inmutable. Muchos judíos aceptan tranquilamente esta situación esperando el arribo de la tempestad antisemita, así como en muchos lugares los residentes aguardan la llegada de un huracán. Esta concepción presupone, con resignación trágica y fatal, que el antisemitismo ha existido siempre y que es imposible eliminarlo. Queda en manos de las diferentes comunidades judías activarse para revertir las tormentas que asoman en el horizonte.