Opinión

Entre ellos se perdonan…

. José Luis Abarca sigue encarcelado por otros delitos.

La fotografía es elocuente. No se trata de una imagen capturada con la prisa de un encuentro fortuito. Es el testimonio de una reunión teñida por la confianza.

En el centro, de notable menor estatura, moreno de sol, con los ojos entrecerrados por la luminosidad del sol, José Luis Abarca, candidato a la presidencia municipal de Iguala.

A su derecha la señora María de los Ángeles Pineda Villa, su esposa e integrante de una familia cuya reputación puede sintetizarse en estas pocas líneas de la agencia Infobae:

“…Sus actividades criminales empezaron como un pequeño negocio familiar. Salomón Pindeda y Leticia Villa Ortuño procrearon cinco hijos, de los cuales cuatro han sido señalados por las autoridades. Dos fueron asesinados, uno es buscado por el gobierno y otra está detenida: María de los Ángeles Pineda Villa, esposa del ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, vinculados a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

“Alberto Pineda Villa, el “Borrado” y Marco Antonio Pineda Villa, el “MP”, murieron en 2009. Pertenecían al círculo cercano de Arturo Beltrán Leyva, el “Barbas” (1961-2009), fundador del cártel de los Beltrán Leyva…

“…Antecedentes y testimonios señalan que Alberto y Marco Antonio Pineda Villa fueron, hasta ese año, los encargados de contactar a las autoridades mexicanas para ofrecerles sobornos a cambio de protección y de ordenar operativos para debilitar a cárteles rivales...”

Ambos llevan playeras amarillas con una leyenda de propaganda política: el cambio viene. Ella tiene una gorra de golfista, también amarilla, color del Partido de la Revolución Democrática, con l}as iniciales AMLO, bordadas sobre la visera. Y en el extremo izquierdo, con una guirnalda de flores en el cuello, camisa blanca con el logotipo de morena sobre el pecho, Andrés Manuel López Obrador con amplitud de satisfecha sonrisa.

Los nexos políticos son evidentes. El caudillo aprueba. Las otras conexiones permanecen ocultas bajo la sombra de los tamarindos igualtecos.

La complicidad y la intervención de Abarca en el asesinato colectivo de los estudiantes de Ayotzinapa es algo visto y sabido. Pero la protección de los suyos, de sus favorecedores o deudores desde el poder no cesa.

El último recurso en favor de Abarca, pues la esposa sigue bajo otros procesos, ha sido declarar su inocencia en la muerte de los activistas de Ayotzinapa. Sin embargo eso no lo pondrá el libertad.

Por ahora.

Un experto me recuerda esto:

“Con independencia de lo anterior, a la fecha se han impuesto dos sentencias a José Luis Abarca, una de 92 años de prisión por el delito de secuestro agravado (5) y diversa de 20 años de prisión por el delito de homicidio, las cuales se compurgan de manera sucesiva”.

 )TIA CLETA(

Hace unos días, por el grave pecado de opinar contra el dogma utilitario de la “desaparición” de los 43, el fiscal Rosendo Gómez Piedra –tabasqueño del equipo de Adán Augusto López--, fue empujado a caminar hacia la hoguera.

Su falta, hablar de cadáveres en relación con los 43 estudiantes e ir contra el discurso oficial de quienes dizque vivos los quieren porque vivos estaban (pero difuntos son).

La industria de la queja consiste en hablar de “desaparecidos”.

Por eso a este pobre le pasó como a la perra de la Tía Cleta: cuando ladró por primera vez le rompieron la jeta.

Fue una declaración muy desafortunada, dijo la señora presidenta (con A). Y Rosendo vio cómo se alejaban sus quincenas a paso de ganso. Eso le pesó más que esto:

“…Rosendo Gómez Piedra (El imparcial), actual fiscal especial para el caso Ayotzinapa, enfrenta una denuncia formal interpuesta el pasado 28 de abril ante diversas instancias, incluyendo la Fiscalía General de la República (FGR), la Secretaría Anticorrupción y la Presidencia de la República, reveló Milenio.

“La acusación fue presentada por Ricardo Domínguez Mora, integrante de la misma Unidad Especial de Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa (UEILCA), y señala al funcionario por peculado, cohecho, extorsión, abuso de autoridad e intimidación”.

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