Opinión

México y Estados Unidos: una relación marcada por la interdependencia y los desafíos comunes

La banderas de México y Estados Unidos
México-EU La banderas de México y Estados Unidos

La relación entre México y Estados Unidos es una de las más complejas y dinámicas del continente americano. Con más de 3,000 kilómetros de frontera compartida, una intensa cooperación comercial, vínculos migratorios profundos y una historia entrelazada, ambos países han construido una relación marcada por la interdependencia, pero también por tensiones cíclicas.

Respecto al comercio e inversión, este es el motor de la relación bilateral, ya que desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994 —y su actualización con el T-MEC en 2020—, México y Estados Unidos han fortalecido su papel como socios económicos clave. Hoy en día, México es el principal socio comercial de Estados Unidos, superando incluso a China en 2023. El comercio bilateral alcanza cifras superiores a los 750 mil millones de dólares anuales, según datos del Departamento de Comercio estadounidense.

La economía mexicana depende en gran medida de su vecino del norte: más del 80% de sus exportaciones se destinan al mercado estadounidense, especialmente productos automotrices, electrónicos, agrícolas y manufacturados.

La Migración se ha vuelto un fenómeno estructural, ya que esta ha sido otro de los pilares —y puntos de fricción— en la relación. Actualmente, cerca de 39 millones de personas de origen mexicano viven en Estados Unidos, incluyendo ciudadanos naturalizados, residentes permanentes y migrantes indocumentados.

Esta comunidad no solo contribuye al dinamismo económico estadounidense, sino que también envía remesas que superan los 60 mil millones de dólares anuales, un soporte clave para millones de familias mexicanas.

A pesar de las contribuciones, la migración sigue siendo un tema políticamente sensible.

El reforzamiento de la frontera, las deportaciones masivas y el flujo de migrantes en tránsito desde Centroamérica han generado presiones diplomáticas que exigen cooperación constante.

En el aspecto de la Seguridad compartida el reto ha sido aniquilar al crimen organizado, ya que el combate al narcotráfico y al crimen organizado transnacional también ha moldeado la relación bilateral.

A través de iniciativas como la Iniciativa Mérida (2008–2021) y su sucesora, el Entendimiento Bicentenario, ambos países han buscado combatir el tráfico de drogas, armas y personas. Sin embargo, la violencia asociada a los cárteles mexicanos, el consumo de fentanilo en EE. UU. y el contrabando de armas desde el norte mantienen este rubro como una prioridad crítica.

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