Opinión

Claudia, a pesar de Trump y AMLO

Presidenta de México, Claudia Sheinbaum

Los principales desafíos de la presidenta Sheinbaum para su segundo año de gobierno tienen nombre y apellido: Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador. Encarnan el frente externo y el interno. Ambos amagan, con diferentes triquiñuelas, la consolidación del Segundo Piso de la 4T y por lo tanto la gestión de la primera presidenta en la historia de México.

Trump tiene el poder de descarrilar no solo al gobierno sino al país en general. Ya vimos en el Caribe que le perdió al miedo de tirar a matar. Hace volar por los aires embarcaciones de supuestos narcoterroristas, sin presentar al mundo de que lo sean. Ya le dijo a su Congreso que Estados Unidos está en un conflicto armado con los carteles. Las bandas venezolanas son peligrosas, nadie lo niega, pero comparadas con los carteles mexicanos son lindos gatitos junto a un manada de tigres siberianos.

Trump ha estado ocupado en los conflictos de Ucrania y Gaza, pero en cualquier momento volverá a poner a México en la mira, y con los misiles apuntando a guaridas de narcos en territorio nacional. Hasta el momento, la destreza de Claudia y, hay que decirlo, el eficaz trabajo del Gabinete Seguridad ha logrado capotear a Donald, pero no hay forma de evitar los golpes que vienen y que el Pentágono tiene listos desde hace meses. No podemos soslayar el peligro continuo que representa Trump, un manotazo en el escritorio y a otra cosa.

Por cierto, Omar García Harfuch no estuvo en el festejo del domingo pasado en el Zócalo y tampoco en el desfile militar del 16 de septiembre, porque cuestiones en efecto de trabajo, porque su trabajo, los logros obtenidos lo tienen en la mira de enemigos poderosos y es demasiado riesgoso que esté horas en lugares descubiertos sin garantías suficientes de seguridad.

López Obrador ha sido irrespetuoso con su sucesora. Endilgarle cuatro o cinco miembros del gabinete, los coordinadores parlamentarios y hasta su junior, a quien llaman Andy, en el partido es parte de un operativo para cercar a la presidenta y mostrar que él sigue siendo el que toma las decisiones relevantes. La presidenta sabe que romper con AMLO puede quebrar el movimiento al que ambos pertenecen, pero dejarlo a ser y permitir la impunidad de sus testaferros es inadmisible. Que Adán Augusto todavía sea el jefe del Senado es insólito. El senador no perdona la burla y muestra sus millones sin sonrojarse porque la única opinión que le importa es la de López Obrador, lo que piensen de él en Palacio Nacional es secundario

El único problema que no tiene Claudia es la oposición formal. De todos los partidos opositores no se hace uno, lo que no quiere decir que no haya descontento popular, lo hay y está creciendo. Los escándalos de corrupción en Morena sí han tenido impacto en la gente, que todavía no se reflejen en las encuestas de preferencias electorales es otra cosa, pero ocurrirá, que nadie lo dude. Las elecciones municipales en Veracruz y Durango dejaron lecciones que nadie debe ignorar. No digo que Morena colapsará en las elecciones del 2027, pero su eventual victoria no está amarrada. Los programas sociales hacen su parte, generan una adicción electoral en la gente que recibe el dinero del gobierno, pero ciudadanos que reciben ese dinero ya no votaron por Morena en Veracruz y Durango. Dilucidar las razones es central para entender lo que viene. Hay señales de que los programas sociales no son suficientes, la gente ya se acostumbró a ellos, y acaso quieran más para votar otra vez por Morena a pesar de AMLO, de Adán, de Andy, de la Barredora, de los Chapitos, de la Mayiza, del huachicol fiscal y todo lo que se acumule.

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