Opinión

Uruapan, politiquería e impunidad

Carlos Manzo
Carlos Manzo El presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, fue asesinado a balazos en un ataque directo en el centro de los población michoacana. (Cuartoscuro)

La ejecución del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, se hunde a toda velocidad en el pantano de la politiquería. Los grupos de la delincuencia organizada, que son el poder real en Michoacán, ven con beneplácito cómo se desorganizan las autoridades que deberían combatirlos.

Llevar lo ocurrido al campo minado de la ideología, establecerlo como un pleito entre izquierda y derecha, es abrir una ancha avenida para que pase otra vez la impunidad con todo su cortejo fúnebre. Para los políticos lo prioritario no son los muertos, heridos y desaparecidos, nada de eso, lo prioritario es que el partido al que pertenecen no pierda poder. Los importantes, en consecuencia, son ellos, no la gente. Los políticos se muestran como las verdaderas víctimas.

No puede aislarse la ejecución del alcalde Manzo de los asesinatos hace unos días del líder de los limoneros y del sobrino de Hipólito Mora. La violencia sin freno exhibe una crisis de gobernabilidad en Michoacán; o, con más precisión, muestra que en esa entidad gobierna el crimen, lo que es una verdadera tragedia nacional. Ni siquiera es un fenómeno resiente, tiene lustros. Gobiernos estatales y federales van y vienen y nadie puede con el paquete.

El añadido pernicioso de los últimos años es que el actual gobernador del estado, el morenista Ramírez Bedolla, tiró la toalla el mismo día que llegó al Palacio de Gobierno. Ignoro si la omisión le deja ganancias, o solo se queda cruzado de brazos porque asume que no está para esos desafíos. ¿Es cómplice o solo incompetente? Lo único que hace es esperar que las fuerzas federales saquen las castañas del fuego.

El alcalde Manzo era un personaje singular, más que valiente, temerario. Él mismo patrullaba los cerros adyacentes a la ciudad donde todos saben que hay campamentos de malandros. Todos lo saben, pero nadie hace nada y por eso, porque pueden operar con impunidad, hay demasiados grupos criminales en la zona. Es un paraíso criminal. En la zona de Uruapan operan células del CJNG, Viagras, Familia Michoacán, Blancos de Troya, Templarios, entre otros que han encontrado en la extorción uno de sus principales negocios. Cualquiera de esos grupos pudo atentar contra el alcalde de Uruapan. De hecho, incluso los policías municipales y los agentes de la Guardia Nacional tienen que dar aplicaciones, ya que el supuesto asesino le disparó a boca de jarro, sin espacio para fallar.

La gente en Uruapan está asustada y enojada. No es para menos. El gobierno federal ya dijo que no habrá otra guerra contra el narco en Michoacán, tiene lógica no reciclar lo que no funcionó, pero sí se pueden limpiar los cerros de las inmediaciones, hay helicópteros y drones que pueden ayudar en el trabajo. También se puede amonestar al gobernador y a la policía estatal que andan en otras cosas excepto en brindar seguridad a la gente, que es la primera y principal responsabilidad de cualquier gobierno. Justo para eso está. Te obedezco a cambio de que me cuides, si no me cuidas, no tengo por qué obedecer. Cuidado.

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