
En una entrevista reciente para la promoción de su libro autobiográfico, Lupillo Rivera relató el complejo estado emocional y la incertidumbre que vivió tras el accidente aéreo que costó la vida a su hermana Jenni Rivera, el 9 de diciembre de 2012.
En esos momentos, explicó, no solo enfrentó el duelo y la falta de información, sino que llegó a pensar que su hermana había sido secuestrada por el crimen organizado. Con esa hipótesis decidió actuar: “Quiero saber si tienes a mi hermana…, cambiamos de lugar, yo voy por ella y me quedo yo”, comentó, refiriéndose a sus conversaciones con “jefes de plaza”.
Contactos, pistas y esperanza
De acuerdo con Lupillo, tras el accidente se activó una cadena de llamadas hacia distintos liderazgos en plazas del narcotráfico en México.
“Con contactos que uno tiene: ‘quiero saber si la tienen, si tienes a mi hermana güey, échame la mano’, me decían: ‘No Lupe yo no’… y ese mismo me daba el teléfono del jefe de la otra plaza y yo le marcaba”, relató.
En su relato, Lupillo también cuestiona la versión oficial de la tragedia. Reveló que la cuenta de Twitter de Jenni fue hackeada tras el accidente, con mensajes que sugerían que estaba herida cerca de un río, lo que alimentó la versión de un secuestro o encubrimiento.
Además, mencionó que se enteró de grabaciones donde en la torre de control del aeropuerto le daban la orden al piloto de despegar ya, pese a condiciones adversas, lo que para él abre la posibilidad de que no se tratara únicamente de un accidente.
Este testimonio también plantea cómo la falta de información clara y la desesperación pueden llevar a decisiones extremas, como recurrir a actores delictivos para obtener respuestas.