
En los últimos años, el consumo de cervezas bajas en alcohol y bebidas “cero” se ha popularizado de forma notable, impulsado por estilos de vida más conscientes o saludables y por quienes buscan reducir su ingesta alcohólica sin renunciar al sabor. Sin embargo, un reciente Estudio de Calidad del Laboratorio Nacional de Protección al Consumidor pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿realmente sabemos qué estamos bebiendo cuando elegimos estas opciones?
En este sentido, la Profeco evaluó 19 marcas disponibles en el mercado mexicano, tanto nacionales como importadas, con 343 pruebas de laboratorio enfocadas en su composición, etiquetado, contenido alcohólico y valor nutrimental.
Entre las marcas que destacaron en dicho estudio se encuentran Michelob Ultra, Cerveza del Pacífico, Tecate Light, Miller Lite, Allende 100, Jabalí Salvajita Ultra, Dos Equis, Minerva Lager Light, Tecate 0.0, Amstel Ultra, Corona Cero, Heineken 0.0 Sin alcohol, Mahou, entre otras.
¿Qué cosas se encontraron en este estudio?
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es la diferencia legal y técnica entre cervezas bajas en alcohol y las llamadas “cervezas sin alcohol”, que en realidad no deberían denominarse cerveza.
De acuerdo con la normatividad mexicana, una bebida solo puede llamarse cerveza si contiene al menos 2% de alcohol volumen. Aquellos productos con menos de ese porcentaje, incluidos los de 0.0%, no pueden ser consideradas bebidas alcohólicas, aunque muchas marcas aún utilizan la palabra “cerveza” en su denominación, lo que puede confundir al consumidor.
Etiquetas correctas… con excepciones
En términos generales, la mayoría de los productos cumplen con los requisitos de información al consumidor establecidos en la NOM-051. Sin embargo, el estudio detectó irregularidades en algunos etiquetados, como el uso incorrecto de abreviaturas, símbolos de unidades de medida y denominaciones que no corresponden a su verdadero contenido alcohólico. Estos detalles, aunque puedan parecer menores, son clave para garantizar que el consumidor tome decisiones informadas y no se deje llevar por mensajes publicitarios ambiguos.
El informe no sataniza estos productos, pero sí invita a mirarlos con mayor claridad. Las cervezas bajas en alcohol pueden representar una alternativa para quienes buscan reducir su consumo, siempre que se tenga presente que siguen siendo bebidas alcohólicas y que el abuso, incluso en estas versiones, sigue siendo nocivo para la salud.
En el caso de las bebidas no alcohólicas, la recomendación es clara: leer etiquetas, revisar ingredientes y no asumir que son “saludables” solo por no contener alcohol.
¿Bajas en alcohol significa sin riesgos?
El estudio confirma que todas las cervezas bajas en alcohol analizadas cumplen con el contenido neto declarado y respetan los límites permitidos de alcohol. No obstante, también advierte que no están libres de calorías ni de azúcares, como muchos consumidores suelen asumir.
Incluso las bebidas no alcohólicas a base de malta pueden contener cantidades relevantes de azúcares, lo que las vuelve una opción que debe consumirse con moderación, especialmente para personas que cuidan su ingesta calórica o padecen enfermedades metabólicas.